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Toxicología del alcohol: el papel de los toxicólogos en la responsabilidad por el expendio de alcohol y los eventos sociales

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Introducción

Los establecimientos comerciales donde se venden bebidas alcohólicas (por ejemplo, bares y restaurantes) y presentadores de eventos sociales donde se sirve alcohol en sitios no comerciales pueden ser presuntamente responsables por daños, lesiones y/o muerte causados por accidentes relacionados con el alcohol que involucren a personas a las que les sirvieron. Los temas fundamentales tratados por los toxicólogos con frecuencia incluyen la interpretación y/o estimación de los niveles de concentración de alcohol en sangre (BAC), efectos clínicos asociados y grados de intoxicación.

Este informe detalla cómo los toxicólogos ayudan a resolver cuestiones relacionadas con la responsabilidad en el supuesto caso de servir bebidas en exceso a clientes que han provocado daños, lesiones y/o la muerte.

Efectos clínicos del alcohol

El consumo de alcohol afecta las funciones mentales, cognitivas y otras funciones físicas de una forma que se relaciona con la cantidad (es decir, un mayor consumo está asociado con mayores efectos). Los toxicólogos combinan los niveles de BAC con el comportamiento observado para determinar los niveles asociados con la discapacidad/intoxicación.

En general, los toxicólogos concuerdan que el nivel de discapacidad física y mental relacionada con el alcohol tiene un correlato con el BAC. Generalmente, los niveles de BAC más elevados producen una mayor discapacidad y mayores niveles de intoxicación. Por ejemplo, los efectos típicos de una BAC del 0.02 % (o 0.02 g/dL) incluyen determinada pérdida de criterio, una disminución de la función visual y atención dividida. [1] Con una BAC del 0.08 %, que es el límite nacional actual para conducir legalmente cuando se está intoxicado en los Estados Unidos,[2] los efectos típicos incluyen poca reacción a tiempo, y problemas con el equilibrio, el habla, la visión, la adición, la percepción y el criterio.[3]

Sin embargo, las personas que son bebedoras crónicas de alcohol pueden desarrollar una tolerancia a los efectos del alcohol y aprender a compensar la discapacidad. La tolerancia al alcohol significa que el alcohol produce menos efectos, incluso en el comportamiento, que en personas que no tienen tolerancia al alcohol. Estas personas podrían no mostrar signos o síntomas significativos de discapacidad, incluso cuando su BAC está por sobre el límite legal, a pesar de que estén realmente incapacitadas.[3] Una persona que consume alcohol no parece "intoxicada" solamente porque ha consumido alcohol. Por el contrario, el comportamiento de una persona intoxicada aparece cuando la cantidad de alcohol que la persona consumió ha superado la tolerancia de esa persona al alcohol y produce anormalidades mentales, cognitivas o físicas. Que una persona parezca intoxicada depende de múltiples factores además del consumo de alcohol, como el peso corporal, el sexo, la raza/etnia, la cantidad de alimentos consumidos antes de beber, el uso de drogas o medicamentos recetados[4] y los cambios en el comportamiento social aprendidos durante múltiples episodios de consumo de alcohol.[5]

Interpretación de los resultados de la prueba de alcoholemia

Cuando se interpretan los resultados de la prueba de alcoholemia para determinar cuánto alcohol consumió una persona con anterioridad, el toxicólogo tiene en cuenta la calidad de la muestra recolectada y el método de análisis utilizado.

La recolección de una muestra de tejido de "referencia" para medir la BAC es una muestra obtenida de sangre venosa periférica o suero. Como alternativa, una prueba de alcoholímetro es un método no invasivo para obtener un resultado inmediato de la concentración de alcohol en el aliento de una persona.[5] La interpretación de las muestras post mórtem (es decir, recolectadas después de la muerte) puede ser compleja como lo desarrollaremos más adelante en este informe. Los análisis forenses de la BAC analizan muestras de sangre completas utilizando métodos cromatográficos (GC) que ofrecen una cuantificación precisa y selectiva del alcohol (es decir, etanol). En entornos clínicos (por ejemplo, hospitales o salas de emergencia), generalmente la BAC se evalúa en muestras de suero o plasma utilizando metodologías enzimáticas con una menor precisión pero con tiempos de respuesta más rápidos (y costos más bajos).[6] Debido a las diferencias en las metodologías y los tipos de muestras biológicas analizados, los niveles de BAC cuantificados en entornos clínicos que utilizan metodologías enzimáticas generalmente son más elevados que las mismas muestras cuantificadas utilizando análisis GC forense.[7] Los toxicólogos orientan la interpretación de los resultados teniendo en cuenta los diversos factores de los distintos ensayos.

La pertinencia de usar la BAC de muestras post mórtem para reflejar los niveles de BAC antes de la muerte puede ser compleja debido a una redistribución que se produce después de la muerte y la posible producción de alcohol relacionada con la descomposición. Cada evaluación para determinar la idoneidad de una muestra post mórtem (es decir, la correlación con la concentración al momento de la muerte) es única. Un enfoque es comparar la BAC post mórtem con las concentraciones de alcohol medidas en otras muestras biológicas de líquidos/tejidos que se ven menos influenciados inherentemente por los problemas relacionados con la redistribución y la descomposición (por ejemplo, el líquido del humor vítreo del ojo, la orina). La correlación entre las distintas evaluaciones aumenta la seguridad de que la BAC post mórtem refleje con precisión el nivel anterior a la muerte.[4]

Se puede realizar una evaluación de las condiciones adecuadas de almacenamiento de las muestras, ya que pueden alterar las muestras, por ejemplo que los niveles de alcohol ya no reflejen la BAC de una persona al momento de su recolección. Por ejemplo, se sabe que puede ocurrir una pérdida de alcohol de las muestras biológicas como resultado de la evaporación u oxidación. El alcohol es volátil y se evaporará de las muestras de sangre si los contenedores de las muestras no se sellan correctamente, lo que resulta en la pérdida de alcohol por evaporación. La pérdida de alcohol también puede ser resultado de la oxidación del alcohol (etanol) al acetaldehído en muestras biológicas almacenadas. Las concentraciones de alcohol en muestras biológicas pueden aumentar cuando se pierde la esterilidad, ya que la producción de alcohol (etanol) puede tener lugar como un derivado del crecimiento biológico. Bajo condiciones de esterilidad, la concentración de alcohol en muestras de sangre no debería aumentar.[4]

Cálculo de la concentración de alcohol en sangre

Los toxicólogos calculan la BAC de las personas en base a la farmacocinética del alcohol (es decir, el perfil de tiempo y dosis de cómo se absorbe, distribuye, metaboliza y elimina) junto con atributos específicos de la persona y el evento de ingesta de alcohol en consideración. Las evaluaciones de la BAC se generan para estudiar distintos parámetros importantes para el tema evaluado, como:

  • ¿El perfil y el horario de consumo informados (por ejemplo, cuándo y qué bebidas se sirvieron y consumieron) fueron consistentes con la BAC medida?
  • ¿Cuánto alcohol debería haber consumido la persona para generar la BAC medida?
  • Como la BAC fue medida más adelante, ¿cuál fue la BAC de la persona al salir del establecimiento que le sirvió el alcohol y/o cuando el accidente ocurrió?
  • Al evaluar la BAC en el momento del accidente (y si correspondiera), ¿cuál fue la contribución de la ingesta de alcohol en el evento de servicio bajo consideración en comparación con el alcohol adicional consumido por la persona (ya sea antes de llegar y/o después de salir del establecimiento de servicio)?

La herramienta que generalmente usan los toxicólogos para las extrapolaciones de la BAC es la ecuación de Widmark, llamada así por el trabajo trascendental realizado a principios del siglo 20 por el físico sueco, E.M.P. Widmark.[8] La ecuación utiliza un grupo de variables para describir matemáticamente la farmacocinética del alcohol en el cuerpo humano. Específicamente, la ecuación incorpora una distribución uniforme del alcohol (un modelo de un compartimento) y una velocidad constante de eliminación/metabolismo por unidad de tiempo (cinética de eliminación de orden cero), junto con factores específicos de la persona (por ejemplo, peso corporal y volumen de distribución) y variables específicas del tiempo (por ejemplo, el tiempo transcurrido desde que comenzó la ingesta, la hora del accidente y/o el momento de la medición de la BAC). La ecuación resultante describe la BAC como una función de los facturos humanos de una persona junto con el tiempo y la cantidad de alcohol ingerida.[9] La precisión de los cálculos asociados con la ecuación de Widmark depende de la confiabilidad de los parámetros ingresados. Las incertidumbres surgen sobre la cantidad de suposiciones adoptadas con respecto al peso corporal de una persona, el tipo y contenido de alcohol de las bebidas consumidas, y la velocidad de eliminación de alcohol/metabolismo de la persona.

Conclusión

Los asuntos relacionados con la responsabilidad de los anfitriones de eventos sociales generalmente dependen del supuesto caso de servir bebidas en exceso a los clientes que luego se vieron involucrados en accidentes que causaron daños, lesiones y/o la muerte. Los temas clave en estos asuntos dependen de la cantidad de alcohol expendida por el establecimiento, la BAC resultante de la persona que ingirió alcohol y los efectos clínicos y el grado de intoxicación asociados.

Los toxicólogos pueden discutir sobre estos temas y más, como evaluaciones de la validez y la metodología de las muestras, extrapolaciones de la BAC a momentos anteriores, evaluaciones para determinar si el perfil del servicio (es decir, qué y cuándo) se corresponde con la BAC medida, y, si corresponde, evaluaciones para determinar la contribución del servicio bajo consideración con la BAC en el momento del accidente.

Reconocimientos

Queremos agradecer a Clara Chan, MSc, DABT; Bruce Kelman, PhD, DABT, ATS, ERT; Nadia Moore, PhD, DABT, CIH, ERT, y Allison Stock, PhD, MPH, MS por aportar sus conocimientos y experiencia, que fueron de gran ayuda en esta investigación.

Clara Chan es una gerente de proyectos sénior y toxicóloga sénior en la práctica de Medioambiente, Salud y Seguridad de J.S. Held. Ha estado trabajando en el campo de la toxicología desde 2003, evaluando las toxicidades químicas y los efectos en la salud. Brinda asistencia técnica y se desempeña como consultora para proyectos en áreas de toxicología, análisis de riesgo, litigios por lesiones personales, seguridad de los productos del consumidor y evaluación de la calidad del aire en el interior/moho. Ha brindado apoyo a los clientes componiendo las hojas de datos de seguridad y derivando los límites de exposición ocupacional y los límites de exposición diaria permitidos. Ha supervisado pruebas de laboratorio patrocinadas por clientes de productos de consumo en América del Norte y en Hong Kong. Tiene experiencia en el análisis e interpretación de resultados de pruebas de seguridad de productos de consumo.

Puede contactar a Clara al [email protected] o llamando al +1 425 207 4352.

El Dr. Bruce Kelman es vicepresidente y toxicólogo principal en la práctica de Medioambiente, Salud y Seguridad de J.S. Held. Ha evaluado numerosas reclamaciones de lesiones personales e impactos en la salud de muchos productos químicos y drogas, y ha presentado una variedad de conceptos de riesgo para la salud a los responsables políticos, reguladores gubernamentales, grupos de ciudadanos e individuos. El Dr. Kelman también interpreta regularmente pruebas estándar y no estándar para drogas de consumo, incluyendo etanol, opioides, metanfetamina, cocaína y cannabis. Bruce tiene experiencia con agentes químicos y físicos (incluidos el asbesto, pesticidas, disolventes, vapores, metales, agentes microbianos y campos eléctricos y magnéticos), escenarios de exposición (incluidos aspectos ambientales, ocupacionales, residenciales y clínicos) y rutas de exposición (incluyendo inhalación, oral y percutánea).

Puede contactar al Dr. Kelman al [email protected] o llamando al +1 425 207 4366.

La Dra. Nadia Moore es vicepresidenta y toxicóloga principal en la práctica de Medioambiente, Salud y Seguridad de J.S. Held. Su experiencia abarca agentes químicos y físicos (incluyendo asbesto, pesticidas, solventes, vapores, material particulado, metales y agentes microbianos), diversos escenarios de exposición (incluyendo ambiental, ocupacional y residencial), y todas las rutas de exposición (incluyendo inhalación, oral/agua para consumo, y percutáneo). La práctica de Nadia también incluye la determinación de si una exposición a un agente químico o físico ha causado una lesión, evaluación de exposición​​​​​​​ en diversos escenarios, determinación de niveles aceptables de impureza en productos del consumidor, y análisis de la evidencia en datos científicos históricos para medir conclusiones en el presente.

Puede contactar al Dr. Moore al [email protected] o llamando al +1 425 207 4372.

La Dra. Allison Stock es vicepresidenta de la práctica de Medioambiente, Salud y Seguridad de J.S. Held. La Dra. Stock se especializa en evaluaciones de riesgo a la salud humana estudiando datos toxicológicos y epidemiológicos. Tiene experticia en petroquímicos; agentes farmacéuticos; autorizaciones ambientales; transferencia de propiedad; evaluaciones de impacto ambiental, social y sanitario; toxicología de inhalación; toxicología renal; exposición a drogas y alcohol; análisis de riesgo toxicológico y epidemiológico; enfermedades transmisibles e intoxicación alimentaria como infecciones pseudomonas, legionella y salmonelosis; valoración rápida de necesidades; respuesta ante emergencias; monitoreo de ambiente y del aire interior; planes de seguridad y salud ocupacional y comunicación con actores interesados.

Puede contactar al Dr. Stock​​​​​​​ al [email protected] o llamando al +1 504 420 1896.

Referencias

  1. Departamento de Transporte de EE. UU., Administración Nacional de Seguridad del Tráfico en las Carreteras. El ABC de BAC: Guía para entender la concentración de alcohol en sangre y los síntomas de discapacidad por alcohol. NHTSA: Washington, D.C. Vol. DOT HS 809 844. Julio de 2016.
  2. Administración Nacional de Seguridad del Tráfico en las Carreteras. Compendio de leyes para el control de bebidas alcohólicas seleccionadas y conducción con facultades disminuidas 30.° edición. Informe N.°: DOT HS 812 394, Washington, D.C.: Departamento de Transporte de EE. UU., junio de 2017.
  3. Brick, J. y Carpenter, J.A.The identification of alcohol intoxication by police. Alcohol Clin Exp Res 25(6):850-855. 2001; Sullivan, J.B., Hauptman, M. y otros. Lack of observable intoxication in humans with high plasma alcohol concentrations. J Forensic Sci 32(6):1660-1665. 1987; Urso, T., Gavaler, J.S. y otros. Blood ethanol levels in sober alcohol users seen in an emergency room. Life Sci 28(9):1053-1056. 1981; Wells, J.K., Greene, M.A. y otros. Drinking drivers missed at sobriety checkpoints. J Stud Alcohol 58(5):513-517. 1997.
  4. Caplan, Y.H. y Goldberger, B.A. Garriott's Medicolegal Aspects of Alcohol. 6ta edición. Tucson, AZ: Lawyers & Judges Pub. 2014.
  5. Pizon, A.F., Becker, C.E. y otros. The clinical significance of variations in ethanol toxicokinetics. J Med Toxicol 3(2):63-72. 2007.
  6. Barceloux, D.G. (2012). Toxicología médica del abuso de drogas: Químicos sintetizados y plantas psicoactivas. John Wiley & Sons, Inc., Hoboken, NJ. p. 400-401.
  7. Rainey, P.M. (1993). Relación entre concentraciones de etanol en sangre completa y suero. Clin.Chem. 39(11 Pt 1): 2288-2292.
  8. Gullberg, R.G. Estimación de la incertidumbre asociada con la ecuación de Widmark como se aplica comúnmente en toxicología forense. Forensic Sci Int 172(1):33-39. 2007.
  9. Jones, A.W. Encuesta basada en evidencias sobre los índices de eliminación de etanol de la sangre con aplicaciones en el caso individual forense. Forensic Sci Int 200(1-3):1-20. 2010.
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